Tríos y perversiones

Jubílate, man. Así da gusto. José Luis Pego, gafitas y el pelo a dos velas, se ha trincado 11 millones por dejar su trabajo en Novacaixagalicia, una de esas cajas de ahorros que con el panorama crisero tuvo que ser intervenida por el Estado y en la que él se partía el pecho día a día como director general. Por su parte, el exdirector adjunto, Javier García Paredes se lleva solo 5’3 millones: le correpondían 10 pero renunció a parte por considerarlo excesivo, oh alma noble. Y el señor Gregorio Gorriarán, la tercera cabeza del trío salvaje y a la sazón exresponsable del grupo inmobiliario (los chicos de los desahucios) ha cobrado 7’5 kilos. Ahí es nada.

Los tres aparecen estos días en las noticias y los papeles. No deja de ser curioso ver sus jetos a tamaño carnet en la pantalla o en las páginas del diario. Se dan un aire a esos retratos que antes de la era two point zero se solían ver en las estaciones de tren y que servían para identificar a los delicuentes más buscados. Etarras, salteadores de pisos, atracadores de bancos, gente así. Casi casi como los viejos retratos al carboncillo que se ven en las películas del Oeste con un Se busca debajo.

Me lo expliquen, muchachos. Ya sé que todo es legal. Que así es el sistema y aquí el más tonto hace relojes. Que no faltará quien esgrima el argumento viciado de a ver qué habrías hecho tú, so listo. También sé que la legalidad y la justicia viajan muchas veces en vagones separados. Y que la moralidad ni siquiera coge el tren.

En realidad no sé por qué nos sorprende. Ahí está la CAM. Y habría que echar la vista atrás, remontarse a los años antes del cebollazo y ver las tropelías que se han venido realizando en los consejos de administración de las cajas de ahorros españolas cuando nadie miraba y la gente era menos susceptible con estas cosas. Lo de Novacaixagalicia, todo junto, nos escuece porque, no nos engañemos, el dinero de las indemnizaciones sale de los 2.465 millones de euros que el Estado metió en la caja para salvarla de la ruina tras la brillante gestión del trío calavera.

Ya sé que bordea la demagogia, pero es un poner: si alguien provoca semejante sangría en el dinero de todos lo suyo sería un collejón. Siendo suaves una inhabilitación de por vida -el trío salvaje ha sido ‘prejubilado’ pero pueden seguir trabajando de lo suyo sin más. O unos cuantos años de cárcel. Tanto que nos calentaban la cabeza de chicos con lo de ser responsables. También por dar ejemplo: a base de recompensar la incompetencia se nos va a llenar el país de incompetentes. Y ya sabemos lo que pasa cuando un puñado de chupatintas incapaces se ponen a gestionar los asuntos públicos.

A propósito: los del trío de la muerte han pedido cobrar a tocateja, nada de plazos. Son incompetentes, pero no gilipollas.

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